De los mandatos sociales al propio deseo

De los mandatos sociales al propio deseo
Por: Lic. Diego Samara

Ciertas ideologías, valores, creencias que sostienen una familia, van marcando los modos de relacionarse, de construir pactos, algunos velados, otros visibles.

Basándose en parámetros de inclusión- exclusión, se va definiendo lo aceptado como lo normal, lo conocido, y lo que queda por fuera como lo extraño, lo anormal.

De esta manera, ante la necesidad de ser reconocido, de no ser rechazado por una familia, grupo o institución, por ese proceso de filtro se incorporan ciertos mandatos sociales sin ser procesados por la singularidad, confundiendo la demanda social, “el deber ser” con el propio deseo, “el querer ser”.

Ciertos sectores de la sociedad representan una enorme mirada de ese Otro dominante, una fuerza que irrumpe como indicador sobre qué es lo mejor, produciendo sentidos incuestionables que se naturalizan.

En este punto me pregunto cuál será el grado de responsabilidad del sujeto en la construcción de su closet, en el meterse en dicho placard, en el auto engañarse, o en la confusión de ni siquiera dar cuenta de su deseo, siendo que este se coloca a merced de esa Gran mirada.

La responsabilidad se pone en evidencia en casos donde dos hermanos de la misma edad reaccionan de distinta manera frente a un padre autoritario, uno se revela derramando explicaciones, en cambio el otro es sumiso ante su imponente presencia. Dos posiciones distintas frente a una misma situación. El primero cuestiona en el intento de cambiar las tradiciones, en el segundo continùa con la automática repetición de esas marcas( mandatos, obediencia) que conserva mas de lo mismo

Si bien las marcas que nos dejan nuestra historia, nuestros padres, determinan algo de nuestra esencia, también notamos que las generaciones cambian, que esas marcas no siempre se repiten, me refiero a estos valores, creencias, normas que un ser como hijo comienza a incorporar de su familia

Creo en una distancia necesaria (y no en un alejamiento en el sentido de ruptura) entre los ideales y los sentidos que provienen de lo social, y la subjetividad de cada uno.

Cuando esa distancia se desmorona o no se produce, el Otro social se impone, el sujeto se pierde sin posibilidad de que invierta o cambie esos significados, transformándose los mismos en mandatos.

Podríamos pensar a una familia homoparental, diversa, del lado de lo desconocido, como peligroso, desorganizador, un niño con dos papas o mamas que desde una mirada social se proyecta hacia cada persona, desde allí la diferencia, caso por caso, si queda entrampado en este modelo precario basado en fantasías de enfermedad, contagio, pecado, donde las propias decisiones quedan fuera de juego, o se puede establecer un intervalo que permita abrir un circuito de producción, con “juicio propio”, mas humano, integrador, sin desprecio ni humillaciones, desmitificador de aquello que nos viene del Otro. Es a partir de aquí que la igualdad de oportunidades tendría lugar, a partir de aceptar otras alternativas de formas de amar, de familias y que no sea confundido con el vale todo. Porque el verdadero amor tradicional o diverso, es con responsabilidad y dedicación siendo a priori, independiente de la orientación sexual y el género del que se trate

Esta distancia, como condición para no quedar capturado, imposibilitado de reformular valores, creencias, no está dada de antemano, no existe desde un inicio. En el inicio, de lo que se trata es de armar lazos.

El tratamiento terapéutico no solo cumple la función de alojar a las personas con sus historia de vida, sino que permite desplegar la pregunta de quiénes somos y qué actitud tenemos frente a ello, registrando posibilidades, creando alternativas, para reencontrarse con el propio deseo, desarmando mitos que la historia del paciente venía construyendo

Algunas organizaciones que forman grupos identificatorios entre pares, grupos de pertenencia.Estos grupos, por ejemplo de reflexión para gays y/o lesbianas, sobre todo en un primer tiempo intramuros, permiten desplegar inquietudes, tramitar deseos vía palabra, conocer otras realidades existentes, transmitir aspectos que en otros ámbitos no les es posible, como por ejemplo en el laboral.

De esta forma, muchas respuestas se van transformando, más preguntas se van formulando, nuevos sentidos se van creando y van cayendo atributos binarios, estancos, como simple moralina de lo bueno y lo malo, de lo normal y lo anormal, de lo enfermo y lo sano, que la historia de cada uno venía incorporando sin cuestionamientos personales.